lunes, 24 de agosto de 2009

Nueva edición del libro del Prof. Rípodas Márquez

El Prof. Ing. Qco. Sergio Doroteo Rípodas Márquez acompañado de su familia visitó Santa Fe e hizo entrega a nuestro editor Juan Carlos Sánchez Dodorico de un ejemplar de la nueva edición de su libro “Proyecto 20-20” que lleva el prólogo de este último.
La obra, de intensidad inusual, transita en sus casi 500 páginas por la política, la ciencia y tecnología y la historia del hombre desde esta última perspectiva y es soporte del apotegma que defiende exitosamente el autor de que “La ciencia precede al acto político” abriendo una ventana al asombro.
Aborda cuestiones que pese a que convivimos con ellas solemos ignorar y que el responsable de comunidades ha de tener en cuenta para una gestión adecuada a la posmodernidad y con perspectivas positivas.

“Proyecto 20-20”
Por el Prof. Ing. Qco. Sergio Doroteo Rípodas Márquez

Palabras desde el umbral

Abordar el libro que tan generosamente me ha pedido que introduzca el periodista, escritor y profesor universitario Ing. Qco. Sergio Doroteo Rípodas Márquez es introducirse a un mundo fantástico de reflexión y sorpresas.
Porque aún reconociendo que la ciencia no es un absoluto, Rípodas Márquez logra persuadirnos de realidades con las que convivimos pero que, a precio de acostumbrarnos, no las meritamos lo suficiente. Bastaría una observación medianamente curiosa del mundo que nos rodea para advertir los principios enunciados por el autor, pero… ¿quién al momento de abrir la canilla del agua se conmociona por el largo proceso que la misma ha transitado desde su fuente natural hasta esa canilla?
La simplicidad del hecho y su habitualidad nos desconecta con el otro anterior y mucho más importante, que es el científico y tecnológico que descubrió los peligros del agua no tratada para la salud humana y la forma de potabilizarla y distribuirla eficazmente.
Luego vino la decisión política de crear estos sistemas. ¿Qué novedad nos asombrará mañana?

Lo que nos dice Rípodas Márquez en un texto autoreferencial, es que día a día, minuto a minuto estamos cambiando y que lo que nos cambia es ese misterio de la co-creación con el Padre Alfarero que es el producto del trabajo humano, de la inteligencia aplicada, de la ciencia y la tecnología como emergente constante de la inteligencia.

No acaba aquí lo que se descubre en este libro que promete ser un clásico en su género. Preanuncia el asombro para el instante inmediato. He aquí otra sorpresa. Veamos.
El libro fue trabajado allá por los primeros años de la década de los ’90 y es por ello profético: Lo que el autor propone es exactamente lo que pasó y lo que no pasó es porque se abandonó inconscientemente el modelo analizado en este libro. Un modelo que a más de político es de supervivencia elemental de las personas y de la comunidad nacional.
Esto es porque nadie que ignore o se aparte de la ciencia y sus descubrimientos y aplicaciones podrá ni autosatisfacerse a conciencia ni gobernar un país con eficacia.
Mañana ya no es lo mismo, todo puede haber cambiado. La crisis energética puede ser un mal recuerdo, la sub alimentación y la desnutrición un pecado olvidado, enfermedades mortales pueden pasar al archivo histórico o la comunicación una simplicidad gratuita. Todo esto solamente por algún descubrimiento científico y la voluntad moral de aplicarlo.

Esto último creo necesario recalcar ya que se me ha pedido que, como periodista no científico que no distingue un neutrón de un tornillo, especializado en temas políticos, sociales y teológicos o del pensamiento humano, aporte estas humildes Palabras desde el Umbral para una obra que avanza hacia el futuro extremo del hombre avizorando horizontes aún desconocidos pero previsibles y posibles.
Rípodas Márquez, reitero, no considera a la ciencia y a la tecnología como absolutos pero le da su justo lugar. Posición que en el país que analiza, la Argentina, ha sido dejada de lado por el desinterés en la investigación, la inversión, la incorporación de nuevas tecnologías y por un prurito ideológico nefando que considera enemigos al capital internacional y a las empresas que aplican tecnologías de punta. Y aquí interviene lo moral para regularlo todo.
No se puede caer en la simpleza de creer -el autor no lo hace- que todos son buenitos en el mundo. Tampoco en que cuando colisionan los descubrimientos científicos con el dinero ganará el primero. Lo que sucederá es que a la larga o a la corta se logrará un equilibrio entre ambos y que indefectiblemente la novedad descubierta o inventada ganará la batalla. Algún día no lejano -y esto vale a modo de ejemplo- los motores de combustión interna a base de petróleo serán objetos de museo. Para adelantar este proceso y tantos otros es necesaria la conducta moral y emergente de ella, la solidaridad.
Cuando el bien común sea plenamente asumido por los que mandan, la política será una canción como dice Jaime Dávalos y los beneficios de la co-creación con el Padre Alfarero llegarán a todos.

Rípodas Márquez pronostica que este compartir será consecuencia -al menos en parte- de la presión social. Nada más cierto al observar la conmoción creciente del mundo ante la desigualdad, y reclama ese cambio moral necesario para que se abandone el gasto superfluo en pro de beneficios políticos para abocarse a solucionar los verdaderos problemas del hombre.
Nos advierte de un nuevo escenario laboral inevitable, de una nueva civilización y también de un tiempo de transición hasta llegar a una sociedad más equilibrada.
Así el libro puede leerse como una larga meditación que viniendo desde el pasado, se adentra hacia los confines de la historia del hombre, navegando en esa nave espacial llamada Tierra.

Destacable en este libro es la importancia que el autor da a la educación, a la investigación y al auto respeto que debe tenerse el político y el funcionario. El hombre para Rípodas Márquez es mucho más que un ejecutor de la coyuntura, alguien a quien lo sorprende el hecho y entones actúa a modo de respuesta. Coincide plenamente con Perón ya que este sostenía en sus clases de formación política que el acontecimiento no debe sorprender al conductor sino que este debe producirlo.
Esta es otra perspectiva desde la cual puede leerse este libro y reflexionarse la frase reiterada hasta el cansancio de que “la ciencia precede al acto político”, muletilla del autor.
Solamente aplicando conocimientos universales pueden evitarse catástrofes que cuestan vidas humanas y desastres económicos. Conocimientos que están a disposición de todos, que no es menester ser experto para buscarlos, porque la sabiduría no se mide por la cantidad de conocimientos que se tienen sino por la humildad de peguntar para saber. Nuevamente el hecho moral planea en un libro que parece ser de corte científico y tecnológico.
Hecho moral que cuestiona al Estado corrupto y fortalece la idea de que mucho de lo muy bueno que está disponible en el mundo no es aprovechado, al menos por los argentinos y otros pueblos desgraciadamente sometidos al gobierno de incapaces o deshonestos, simplemente por una cuestión de intereses o de haraganería cívica.
El hombre y la sociedad que integra no son artefactos, son personas y es necesario que estas admitan y asuman su dignidad para dignificar aquello que les es confiado, el gobierno del Estado por ejemplo.

En el final de su obra Rípodas Márquez referencia el gobierno del Dr. Carlos Menem. No puedo ni quiero dejar de hacerlo desde estas palabras desde el umbral.
Si hoy, pese al derrumbe de los últimos años, aún gozamos de ciertos privilegios existenciales sobre dos tercios del mundo civilizado es gracias a esa década infamada. No abundaré en el tema, el lector tendrá por probado este aserto al leer este libro y al observar la realidad que nos inconcluye como personas.

Mucho más hay para decir pero es preferible que el lector se sumerja en el libro, una obra prodigiosa y encomiable, síntesis de una vida esforzada y de clara visión.

Los dejo con Rípodas Márquez.

Santa Fe, 2008

Juan Carlos Sánchez Dodorico
Es periodista y escritor.
Editor propietario de los sitios Web http://www.politicaydesarrollo.com.ar/ y http://www.diario7.com.ar/
Ocupó diversos cargos en administraciones provinciales y nacionales siendo el último de estos la titularidad del COMFER (Comité Federal de Radiodifusión – Presidencia de la Nación).
Es egresado del Instituto Arquidiocesano de Ciencias Sagradas dependiente de la Arq. de Santa Fe de la Vera Cruz.
Disertante y conferencista en congresos internacionales y encuentros en general, es publicado por diversos medios del mundo.

domingo, 16 de agosto de 2009

Hola Juanca


Solo quería saludarte, darte mi pésame por la abuela que falleció hace una semana y querías tanto y comentarte que como tenía una rato libre me metí en tu blog y leí los cuentos cortos.

Escribe Nora Barletti


Con la llegada de Manolo al cielo y el brillante final del lagrimón que se le escapa y le cae al nene... que resultaría ser su padre... qué te puedo decir???, a mí también se me escaparon las lágrimas, pero además me impactó tu manera de expresar la inexistencia del tiempo conocida por el hombre como tal.

El cuento es realmente bueno, tiene la fuerza de la pureza, la ingenuidad el arrepentimiento y el perdón. Es como si pretendiera a través de sus líneas hacernos olvidar de ésta cruel realidad cotidiana y recordarnos que aún hay esperanza, que Dios es eterno y poderoso, que el ciclo de la vida es inacabable y que nosotros pasamos por el tiempo ''como la libélula vaga de una vaga ilusión'' parafraseando a Rubén Darío.

Así que naciste con forceps? ...Yo también, pero del derecho, a mí me apretaron la cabeza... será por eso que quedé medio turulata y no entiendo mucho a éste mundo cruel que se empeña en hacer daño a lo más débiles.

Seguí escribiendo Juan Carlos, desde la sacristía, desde el patio de tu casa, desde la editorial, no importa, siempre que lo hagas desde el corazón.

Te mando un fuerte abrazo.

Nora

miércoles, 12 de agosto de 2009

Carta de un amigo preso por el día del amigo - I

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Recibí esta carta desde la cárcel.
La firma un amigo, Eduardo Ramos, colega escritor y preso político de la Argentina.
Irá a juicio oral desde el 1º de Setiembre de este año y pese a que la Cámara Penal ordenó su libertad por segunda vez, seguirá en prision.
No la publiqué antes por temor a provocarle más daño pues esta "justicia" tuerta y desaforada puede tomar venganza si un preso ejercita su libertad pese a ser inocente al no pesar sobre él condena alguna en firme. ¿De la Constitución alguien se acuerda?
Y aclaro que aunque lo condenen, para mi y muchísimos más seguirá siendo inocente.
No es rebeldía ni facismo ni neuro procesismo, es simplemente realismo.
¿Quién cree en la justicia de la Argentina? Vean las encuestas.
JC

NOTA: Piquen sobre la imagen para agrandar y leer cómodamente.Va en dos notas para que pueda verse en tamaño leíble.

Carta de un amigo preso por el día del amigo - Cont.

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domingo, 9 de agosto de 2009

Cuando mueren las abuelas


8 de Agosto de 2009, 18:30 más o menos.
Parte hacia la Casa del Padre Hilda Nicolasa, la “Abuela Hilda”, mamá de Cristina, abuela de nuestros cinco hijos y una de las mejores mujeres que conocí.

No gasten en necrológicas, no hay duelo, hay nostalgia, morriña, historia y memoria.

Nació campesina en Hernández Provincia de Entre Ríos hace 74 años. Vino a Santa Fe a trabajar, se casó, tuvo dos hijos, nos hicimos amigos y se murió. Poco hay por escribir sobre ella, en realidad no hace falta. Quienes necesitan de muchas palabras para justificar su vida, para explicar para qué vivieron, es porque poco dejaron. La costumbre hace que de los grandes muertos se llenen bibliotecas y lo malo para ellos es que para recordarlos hay que leer lo que se escribió de ellos. Los muertos ilustres son aquellos a quienes se extraña sin necesidad de acudir a la biblioteca.
La Abuela Hilda será una de esas.

Hace cinco años perdí dos madres y amigas. Cuando la Abuela Hilda hizo su primer ACV que la desconectó del mundo también murió la Abuela Ñata, mi madre. Se había hecho amigas las veteranas. Piel adentro me duelen las mujeres amadas que se van.

Hago memoria.
Sin la Abuela Hilda no hubiera habido hogar ni casa en su familia. Ella aguantó pared adentro lo que le dolía pared afuera, paredes que levantó ladrillo a ladrillo. Construyó.
Sin la Abuela Hilda algunos reencuentros no hubieran sido posibles en la familia. Ella supo aceptar la voluntad de los otros pese al dolor.
Sin la Abuela Hilda nuestro hijo menor, Mariano, no hubiese rezado conmigo todas las noches (o casi todas) pidiéndole a la Mamá Grande -la muchachita de Nazareth, Mamá de Jesús y Mamá nuestra- por las mamás de la familia: La Abuela Ñata que ya estaba con Ella en la Casa del Padre, la Abuela Hilda que estaba enferma, la abuela “Mami”, Cristina, mi esposa; la mamá menor, Cristina María Victoria, “la Gata”, nuestra hija mayor y mamá de Tiago.
Sin la Abuela Hilda a muchos de mis viajes a Mina Clavero le hubiera faltado “algo...”
Sin la Abuela Hilda no hubiese yo conservado la esperanza de algún día tenerla de nuevo en casa de visita y ante su muerte no tendría ahora la paz de saber que al fin estamos de nuevo juntos, aunque esperando el reencuentro.
¿Juntos? Claro...
Porque ya no hay barreras, porque no hay forma de separar a dos almas que se quieren, una libre (ella) y otra aún atrapada (la mía).
Porque hay comunión, una especie de pacto secreto que nadie más que los protagonistas conocen.

Así somos... Los que no necesitan palabras como ella y los que gastamos las palabras, como yo. Así somos...
A veces en silencio, inexpresivos, nos sentimos juntos. Muchas veces, rectifico. El amor es así. Omite lo evidente. El contacto se produce a la distancia y es mágico. Rectifico: Milagroso. Es una donación, un regalo, una Gracia que se guarda muy adentro. Recién ahora me atrevo a contarlo.

Me despido de ella escuchando su risa, fuerte, sólida, contagiosa.
Hubo quienes tuvieron el atrevimiento de acallarla pero fue por un momento, siempre resucitaba, siempre resonaba invadiéndolo todo. Pese a los que la fueron matando de a poquito con el olvido y el desprecio, ella despertaba la alegría.
Despertaba a la alegría.
Despertaba la alegría...

Cuando mueren las abuelas comenzamos a darnos cuenta de que nosotros también estamos en la lista y que ellas, que son el principio de lo que será la historia que construirán nuestros nietos, así como nos enseñaron a vivir aquí, nos preceden para esperarnos y enseñarnos a vivir allá, donde vamos. ¡Qué bueno...!
¡Tener una abuela que sabe reír esperándonos...!

Gracias Abuela Hilda por engendrar a Cristina.
Gracias por tu mirada de amor última, hace ya cinco años.
Prometo extrañarte, promete esperarme.
Hasta vernos, Abuela Hilda.

JC

A nuestros amigos les pido una oración en su memoria para que la generosidad del Padre y su gran Misericordia perdone sus pecados y la siente a la mesa de familia donde están su amiga la Abuela Ñata, el Abuelo Nacho (mi padre) y tantos otros que la conocieron y amaron, en la que Jesús sirve el pan recién horneado y el vino nuevo.
Y una más para que la lágrima furtiva de Cristina sea de consolación y esperanza. (Y también la mía). Gracias.

Juan Carlos Sánchez
08 Ago 09

Algunas fotos de las dos abuelas.
La Abuela Ñata y la Abuela Hilda en mi casa paterna.

lunes, 3 de agosto de 2009

¿Por qué negarme el placer de publicar este correo-e?


Nora Barletti me escribe siempre y esto que me llegó me acelera. ¡Gracias Norita!
Me entretengo escribiendo y lo sabes.
Solamente quiero observar algo de tus líneas: Cuando Jesús dice: “Tengo otras ovejas que no son de este rebaño” nos está diciendo “Denle crédito a Buda”.
El Señor habla siempre, desde siempre y lo hará siempre; escribe derecho sobre líneas torcidas, hay semillas de verdad en todas las religiones. Te conducen, son pautas de convivencia. Eso sí, Jesús dice de sí mismo que es Dios y pone como testigo al Padre que para dar testimonio lo resucita y hace de la “piedra” que es Pedro la comunidad de hermanos (Iglesia) más maravillosa de la historia del hombre, que perdura en el tiempo PESE A NOSOTROS.
Y no me horrorizan tus ideas, en serio.
Un beso:
JC

El correo-e de Nora:

Hola Juan Carlos,

quiero decirte que no me cabe la menor duda de que sos un muy buen periodista pero déjame decirte o mejor dicho ''repetirte'' que eres mejor escritor...
Empiezo a leer y no puedo parar!!!! ...me enrolla por completo el argumento,
me envuelve la trama y la vivo en carne propia, bellísima la descripción de la pérdida de tus padres y la sensación o vivencia de su presencia... a mí me pasaron cosas parecidas.

Te envidio la fe, yo creo en Dios, un Dios único y verdadero para todo el mundo, para todo el universo, no creo en la religión, en ninguna, aunque respeto a todas. Para mí son pautas de conducta y merecen tanto crédito Buda como Jesús... ya se, estás horrorizado, bueno, es lo que siento, al menos soy honesta.

Bueno, volviendo al punto, tenés que publicar un libro de cuentos cortos para empezar, no sé... buscá ganarte el premio Planeta o cualquier otro que te permita ganar un dinero para darle más tiempo a ese trabajo que para vos no es trabajo, es simplemente relatar tu vida o la de gente que has conocido, te fluye como agua de manantial...

Ojalá te decidas, vos todavía no te diste cuenta de que sos un muy buen escritor...
Un abrazo de oso marrón (pero bueno).

Nora